Termina un año maldito, 2020, en el que un enemigo invisible, el coronavirus SARS-CoV-2, ha golpeado al mundo. Detrás de las cifras de fallecimientos por el coronavirus hay amigos, padres, abuelos… En definitiva, historias humanas. También mucho trabajo, el de los profesionales que han estado ahí, día tras día, intentando hacerlo todo un poco más fácil. Por ello, 2020 es también el año de los funerarios, un sector que ha reivindicado su importante papel dentro de la cadena sanitaria.
La importancia de los funerarios durante la pandemia
Los hospitales no son los únicos que llevan meses luchando contra la sobrecarga de sus unidades y la escasez de personal. La pandemia de coronavirus, que ha provocado un exceso de más de 70.000 muertes en España, también ha puesto al límite a las funerarias.
El papel de los trabajadores funerarios ha sido y es esencial: cuando la prevención falla, el enfermo de Covid se agrava y es imposible salvarle la vida, alguien tiene que encargarse. Y es entonces cuando las funerarias entran en juego, dejando patente que son un sector esencial que ha estado a la altura de las circunstancias prestando servicios de calidad.
Funerarios, el último eslabón de la cadena sanitaria
El sector funerario es el último eslabón de la cadena sanitaria, pero no por ello el menos importante. Con más de 11.500 profesionales, los funerarios han vivido durante el confinamiento una de las experiencias más difíciles de su historia, trabajando en condiciones de gran excepcionalidad y sin poder desempeñar su labor como acostumbran. Además, han sido los encargados de acompañar y consolar cuando nadie más podía hacerlo.
Todo esto no se ha visto, sin embargo, reflejado en los números. En España prestan servicios funerarios unas 1.100 empresas, de la cuales entre 800 y 900 son pymes que facturan menos de 1 millón de euros. A pesar de que la pandemia disparó las defunciones, el negocio, según la Asociación Nacional de Servicios Funerarios, se ha encogido en la primera mitad del año más de un 40% con respecto al mismo periodo de 2019, es decir, que habrían dejado de ingresar unos 329 millones de euros.
Aún así, 2020 será recordado por su buen hacer, el de miles profesionales que se han convertido en el único acompañamiento y consuelo posible, y que han tenido que trabajar más que nunca y en las condiciones más difíciles.