En este final de 2020 el diario El Mundo ha elegido a los personajes del año a través del testimonio de 8 personas que hicieron frente a la pandemia desde su profesión y humanidad. Entre los seleccionados, y para dar voz al sector funerario y a su encomiable labor realizada, está Carlos Gallego, director de Desarrollo y Grandes Cuentas de Albia Servicios Funerarios.
Carlos Gallego, una vida dedicada al sector funerario
Carlos Gallego lleva 35 años trabajando con la muerte, pero en este 2020 se ha enfrentado a ella como si fuera la primera vez. Director de Desarrollo y Grandes Cuentas, Comunicación, Marketing e Innovación de Albia, uno de los gigantes del sector funerario en España, Gallego pasó en los meses más duros nueve semanas sin librar ni un solo día. Él, como todos en este sector, no podía fallar durante la pandemia, y su trabajo fue este año más necesario que nunca.
Carlos Gallego empezó vendiendo seguros de decesos, hizo tanatoplastias,
se ha pateado el Anatómico Forense, estudia los ritos de
despedida para mejorarlos y forma parte de un enorme grupo funerario. Sin embargo, por mucho que estuviera preparado para la muerte, durante la pandemia, como muchos otros se derrumbó.
Recuerda que durante la primera ola hubo familias que tuvieron que esperar durante semanas para recibir las cenizas de sus
muertos, hijos que supieron que sus padres habían sido incinerados
a 500 kilómetros porque Madrid estaba colapsado, gente que perdía
un familiar, se despedía a distancia y confiaba el último calor a un extraño en uniforme: la funeraria.
Durante la pandemia los funerarios sirvieron de apoyo para muchas familias que tuvieron que esperar semanas por las cenizas de sus muertos, perdían a familiares y se despedían a distancia
«Fuimos el último adiós a los seres queridos. Y hablo por todos los
compañeros. Llamabas a las familias para decirles que ya estaban las cenizas y oías silencio, llanto y dolor contenido. Yo, a la llamada
número 30 ya no pude seguir», relata Gallego a El Mundo. Sus palabras son las de un sector que no ha dejado de trabajar, aún cuando las fuerzas flaqueaban.
Este reconocimiento pone en valor el compromiso del sector funerario con las familias y el importante papel que desempeñaron los trabajadores en la despedida de los seres queridos en momentos tan complicados.