El sector funerario se encuentra cada vez más preparado para realizar un acompañamiento global a las familias. Trabajadores y empresarios son conscientes de la importancia de ofrecer un servicio, pero también un acompañamiento en un momento tan delicado como lo es el duelo, con el dolor que supone la pérdida de un ser querido.
Por contra, nuestra sociedad se encuentra muy por detrás de otras en cuanto a la aceptación y normalización de la muerte. Es habitual, por ejemplo, evitar hablar de ella a los niños, y las noticias sobre decesos siguen sufriendo cierto ‘tabú‘ tanto en los medios generalistas como en el día a día de las personas.
Es importante avanzar hacia una sociedad más comprometida y empática, aceptando la muerte como un proceso natural, que marca el fin de todos los seres vivos. Los profesionales del sector funerario, por su conocimiento y cercanía con este proceso, son grandes ejemplos de serenidad y buen hacer a este respecto.
De cara a esta respuesta ejemplar, resulta esencial conocer las fases del duelo y poder acompañar adecuadamente a cada una de ellas.
¿Qué es y cuáles son las fases del duelo?
El duelo es un proceso emocional que se desencadena ante una pérdida, en este caso, de un ser querido. El modelo Kübler-Ross establece que existen principalmente cinco etapas en él.
La primera, la negación, es un mecanismo de defensa ante el dolor en el que la persona puede no ser realmente consciente de la situación. Poco a poco, y con el apoyo de sus familiares y amigos, será capaz de acceder a la siguiente fase. Es momento en el que hacer acopio de una comprensión máxima, pero sin dejar de mostrar la realidad sucedida.
El miedo y la ira son las siguientes emociones que aflorarán en el duelo. Durante esta etapa es importante que nos mantengamos tranquilos, ya que es frecuente que se busque un culpable -en ocasiones se señalará a un médico o a un trabajador funerario, al ser ambos contactos estrechos con las familias- a quien reprender por la pérdida sufrida.
El camino hacia la aceptación
La tercera fase es la de la negociación, en la que se buscan soluciones irreales para intentar que nada cambie. Son frecuentes las preguntas ¿y qué habría pasado si…? La empatía será la clave en esta fase. Somos conscientes de que la muerte natural es un proceso en el que no caben culpables, y como tal, será importante recordarlo.
El penúltimo estadio es el de la depresión, que frecuentemente aparecerá días después del entierro de un ser querido. Cada persona afrontará este momento de una manera distinta y, como hemos señalado al comienzo del artículo, es responsabilidad de todos, como sociedad, facilitar el que la persona pueda avanzar hacia el último de los estadios: la aceptación.