Cada vez más los cementerios son lugares de «destino turístico» por lo impresionante de sus parajes y de algunos de los monumentos que guardan. Pero todo ello precisa del cuidado y mantenimiento necesario. En el caso de los nichos y lápidas, son las propias familias quienes suelen encargarse de su limpieza.
Para poder conservarlas en perfecto estado es preciso tomar algunas consideraciones, por ejemplo, cuáles son los puntos en los que prestar una mayor atención. Así, las lápidas de granito natural son muy resistentes al paso del tiempo y una de las opciones más comunes en los cementerios. Su limpieza es sencilla y puede hacerse con tan solo un trapo y agua.

En caso de usar cepillos, se recomienda que estos tengan las cerdas suaves, para evitar dañar el acabado. Si hubiera pasado mucho tiempo desde la última limpieza, es posible que haya adheridas a la piedra musgo y otras vegetaciones. Entonces una paleta de madera será la mejor opción para retirarlos. Si nos decidimos por aplicar algún tipo de producto químico para facilitar la limpieza, es importante que este sea no-iónico, para evitar alteraciones en la estructura. Además, si la lápida contiene rematados en bronce, puedes limpiarlos con agua y limón, para devolverles su brillo original.
En cuanto a las plantas, aunque la mayor parte de las familias tratan siempre de mantener estos lugares lo más adecuadamente posible, es casi imposible que si utilizamos plantas naturales estas acaben por pudrirse, ofreciendo un aspecto descuidado del lugar. Por eso, la recomendación es usar plantas artificiales, lo que les permitirá lucir bien durante todo el año.
La pérdida de color, tanto en fotografías como en los distintos elementos de la lápida es algo inevitable por la incidencia solar. Sin embargo, sí podemos ayudar a paliar sus efectos. Por ejemplo, en algunas de las piezas oscuras podremos aplicar betún (de zapatos), lo que ayudará a recuperar parte de la fuerza perdida.
Por último, debemos prestar atención a la suciedad en fotografías. Además del efecto solar, las fotografías pueden acumular suciedad con el tiempo. Por eso, lo más recomendable es tratar de limpiarlas con un objeto pequeño, como un pincel, para no dañar la superficie.

Si, con todo ello, las circunstancias personales no permiten acudir al cementerio habitualmente para realizar este mantenimiento (ya sea por enfermedades, edad avanzada o domicilio en una ciudad distinta), tenemos la posibilidad de contratar el servicio a una empresa especializada.
Hoy en día no son pocas las compañías que ofrecen este servicio, en el que algunas incluso nos “enviarán por correo fotografías del antes y el después de la limpieza”. Una opción nada desdeñable a tener en cuenta.