Hay quien ve la muerte como algo lejano, totalmente ajeno, y vive en consecuencia cometiendo todo tipo de tropelías. O al menos es lo que han pensado en la ciudad taiwanesa de Kaohsiung. Allí han decidido dar una lección a los conductores que están bajo el efecto del alcohol u otras drogas, condenándolos a realizar trabajos sociales en una funeraria, donde deben limpiar las neveras para cadáveres, morgues y crematorios.
Así lo han decidido las autoridades de la ciudad, al percatarse que, pese a las fuertes multas y sanciones que la conducción bajo estas sustancias acarrea, el número de infracciones no disminuía. Medios locales que recogen la noticia (de la que se hacía eco La Vanguardia), citan algunas declaraciones de los conductores: «Nunca había estado tan cerca de la muerte y ha sido inquietante. Creo que tengo que tener cuidado al conducir en el futuro».
De esta manera esperan mejorar los hábitos de los conductores en la ciudad y acercarlos a la dura realidad que sus infracciones pueden provocar.