Desmond Tutu (1931-2021) fue una de las figuras más importantes en la lucha contra el apartheid durante la década de los ’80, labor que le valió uno de los máximos galardones mundiales otorgados en materia de derechos humanos: el Premio Nobel de la Paz.
Tras una vida entregada a la iglesia (por su posición de clérigo) y la reivindicación de los derechos sociales, Tutu fallecía el pasado 26 de diciembre a la edad de 90 años. Tras un funeral de estado oficiado en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) su cuerpo fue sometido a la hidrólisis alcalina. Una técnica, aún no legal en nuestro país, pero que va poco a poco abriéndose paso en distintos puntos del mundo.
“Con nuestro sistema no emitimos ningún gas tóxico, por lo que se pueden situar las instalaciones en cualquier punto de la ciudad. El oxígeno de nitrógeno -que se produce en cualquier combustión e interviene directamente en el efecto invernadero- que se libera en la combustión completa de la cremación por fuego de una sola persona es el mismo que produce un coche en un viaje de Barcelona a Moscú”.
Así presentaba Sandy Sullivan, fundador de una de las empresas que llevan a cabo esta práctica (Resomation) el proceso. Sucedió en la última edición de FUNexpo, en la que InnovaFuneraria pudo entrevistar al investigador. Sullivan se mostró entonces optimista sobre la fecha en que esta práctica se hará legal también en nuestro país: «Han sido casi diez años, desde los primeros contactos con el Gobierno hasta su puesta en marcha. Sin embargo, confiamos que en lugares como España la adopción de nuevas leyes conlleve mayor rapidez, ya que partimos con la ventaja de que toda la información y los estudios necesarios están ya realizados”.
Desmond Tutu se convierte de esta forma en uno de los primeros personaje públicos en utilizar esta innovadora práctica.