El conocido como síndrome de la silla vacía se refiere a esos sentimientos que se agolpan tras una pérdida, como puede ser la de un ser querido y que se ve aumentada en celebraciones o fechas señaladas.
En días como la Navidad, la ilusión de volver a estar todos juntos hace que cualquier ausencia se viva con más intensidad. Y es que son días en los que se avivan los recuerdos y es normal sentir toda una cascada de emociones.
El síndrome de la silla vacía es una respuesta común ante la pérdida de alguien, y que sucede hasta que somos capaces de acostumbrarnos a esa ausencia. En cuánto a los síntomas que puede provocar, son varias: puede no manifestarlos o pueden expresarse en forma de impotencia, disminución del deseo sexual o menstruación irregular.
Cómo luchar contra el síndrome de la silla vacía
Aunque no existe un único patrón para hacer frente al síndrome de la silla vacía, si hay ciertos gestos que podemos llevar a cabo para tratar de paliarlo. Durante el proceso, es esencial rodearse de seres queridos y afrontar el duelo, no intentar negarlo ni minimizarlo:
Realizar la celebración en un sitio distinto. De esta manera, los recuerdos no estarán tan asociados a la persona que no está, creando nuevas situaciones en un entorno distinto.
Recordar al fallecido de manera positiva. Puede ser con un brindis, con anécdotas o con alguna historia vivida juntos. Es importante asociar su recuerdo a momentos positivos, recordando los buenos momentos.
Ocupar el tiempo. Es importante organizar el tiempo y luchar contra la falta de ganas que nos puede invadir. A ello ayuda planificar las tareas haciendo, por ejemplo, una lista.
Trabar el duelo con los más pequeños. Para los niños, los adultos son los referentes, y de ellos copiarán muchas de las actitudes que guiarán su vida. Es importante que los menores vean cómo los adultos afrontan el duelo, sin evitarlo, pero sin caer en el desánimo.
No aislarse. Aunque resulte difícil, es importante no dejar de hacer las cosas que teníamos previstas. Si habitualmente toda la familia se reúne en torno a una mesa, debe seguir haciéndolo.
Cuándo es necesario buscar ayuda
La mayor parte de las personas consiguen superar los procesos de duelo y salir adelante con el apoyo de familiares y amigos. Si esto no es suficiente, se produce un estancamiento de duelo, y es entonces cuando debemos recurrir a la ayuda profesional.
Algunas de las conductas que indican que debemos buscar la ayuda de un especialista son: falsa euforia tras la pérdida, cambio radical de vida, actitud de escape, pesadillas reiteradas o falta de respuesta durante los primeros días.
Así mismo, se deben vigilar actitudes como: idealización excesiva del fallecido, impulsos autodestructivos, síntomas físicos (opresión en el pecho, cambios en el sueño…), apego a las pertenencias del difunto.