En todo el año pasado fallecieron en España un total de 417.625 personas según los datos que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de 29.714 muertes más que hace una década. En 2009, se registraron en el país 387.911 defunciones.
Existe, a pesar de algunas excepciones puntuales, una tendencia al alza en este asunto. A pesar de las caídas de 2010, 2013 y 2016, las muertes han crecido de forma notable a lo largo de los últimos diez años.
Esta cuestión tiene un impacto directo en las empresas que se encargan de prestar servicios funerarios. Estas dependen de la tasa de mortalidad lo que implica que la demanda del sector ha crecido de una forma relativamente constante a lo largo de los últimos años.
Entre las causas de muerte más comunes destacan las enfermedades relacionados con el corazón, el cáncer y otras patologías que afectan al aparato respiratorio. Y entre las quince que tienen una relevancia mayor se encuentran también otras como la demencia, el Alzheimer, la diabetes o la insuficiencia renal.
Las defunciones crecen y los nacimientos bajan
Además del crecimiento de la mortalidad, los datos del INE reflejan una disminución en el número de nacimientos. Esto implica que el crecimiento vegetativo de la población residente en España (la diferencia entre nacimientos de madre residente en España y defunciones de residentes en
el país), fue negativo. En concreto, en 57.146 personas en el año 2019.
En cuanto respecta a la esperanza de vida, ha ido creciendo a lo largo de la década. Hasta situarse en los 80,9 años en el caso de los hombres y en los 86,2 años para las mujeres. Por provincias, alcanzó los valores más altos en Comunidad de Madrid (85,0 años), Comunidad Foral de Navarra (84,6) y Castilla y León (84,2). Por el contrario, los valores más bajos se dieron en las ciudades autónomas de Ceuta (80,7 años) y Melilla (80,8), y en Andalucía (82,2).