«Les pregunto, ¿cuánto ganas por servicio? Y me responden ‘yo qué sé’. Eso es un problema», subraya el CEO del programa de gestión funeraria Gesmemori
Eduardo Martínez, CEO de Pompas Fúnebres de Arosa y de la plataforma de gestión de funerarias Gesmemori, es crítico con “la falta de formación adecuada en el sector funerario y la falta de profesionalización en la gestión de las empresas del sector en España”.
El CEO, entrevistado por innovaFuneraria, hace hincapié en la ausencia de una formación reglada y controlada para los profesionales del sector funerario. «El problema que tenemos ahora mismo en el sector es la formación, que no tenemos una que sea reglada como tal», indicó. Critica que los programas actuales son insuficientes y que los certificados de profesionalidad son otorgados «prácticamente como churros», lo que refleja la falta de seriedad y rigor en la educación ofrecida por las academias.
Destacó que muchas de las academias homologadas, que deberían ofrecer una formación especializada, recurren a profesionales no cualificados para impartir clases: «Un arquitecto, por ejemplo, que coge el temario y según él hace la exposición y da las clases», comentó Martínez Torrado, subrayando que estas personas no tienen la formación en anatomía, restauración o estética que realmente se requiere para el sector.
A pesar de esta crítica general, señala que existen algunas academias que sí ofrecen formación de calidad, como la de Manuel Martín en Madrid y la academia Aión Tanatopraxia en Galicia, de la que él fue socio fundador. «Son profesionales que creen en el negocio y se están formando continuamente,» afirmó. También destaca la academia Osiris Formación, bajo la dirección del ilustre y ya retirado Fernando Alcón.
Falta de formación financiera y transparencia en la gestión de funerarias
Un aspecto fundamental que Martínez indica es la falta de formación y profesionalización en la gestión de las funerarias. Según el CEO, muchas empresas del sector todavía operan como pequeños negocios familiares en lugar de ser gestionadas como verdaderas empresas. Añade que esta mentalidad de negocio lleva a una falta de transparencia financiera, donde incluso se ocultan los precios de los servicios a los empleados.
Critica duramente la falta de formación financiera en el sector y destaca que muchas funerarias “no tienen idea de sus márgenes de beneficio reales, lo cual afecta su competitividad”. «Les pregunto, ¿cuánto ganas por servicio? Y me responden ‘yo qué sé’. Eso es un problema», subraya. Esta falta de control financiero hace que muchas funerarias pequeñas se conviertan en objetivos fáciles para adquisiciones por parte de grandes grupos.
La evolución del sector y el papel de los grandes grupos
Martínez Torrado está preocupado sobre cómo los grandes grupos están transformando el mercado funerario. Reconoció que empresas como Albia y Santalucía han mejorado sus prácticas, alejándose de las antiguas estrategias monopolísticas. «Fui un detractor de Albia, pero hoy en día están haciendo las cosas mejor», reconoce. Sin embargo, advierte que, si las pequeñas empresas no se profesionalizan, «esto va a acabar con cinco grandes grupos como los que tenemos ahora y poco más».
El CEO también menciona la problemática de la libre elección de funerarias por parte de los clientes cuando las aseguradoras están involucradas. Aunque no considera “que se esté violando la ley”, sí ve “una clara presión” de las aseguradoras para dirigir a los clientes hacia ciertos proveedores, lo que puede limitar la libertad de elección del usuario final.
Martínez también aborda la fragmentación de intereses dentro del sector funerario, destacando que los intereses de los grandes grupos y las pequeñas empresas son a menudo diametralmente opuestos. «Hay ciertos intereses empresariales que distan mucho de los intereses del sector pequeño», afirmó. Indica que las normativas y regulaciones que favorecen a los grandes grupos pueden poner en desventaja a las funerarias pequeñas, que carecen de los recursos para competir en igualdad de condiciones.
Finalmente, el CEO enfatiza en la importancia de la vocación y la empatía en el trato con las familias en duelo. Comentó que es crucial que los empleados del sector comprendan la importancia de su labor y sean capaces de ofrecer un apoyo sincero y resiliente. «Al final, esto es un trabajo vocacional», declara. Añadió que es esencial que los trabajadores funerarios tengan una coraza para protegerse emocionalmente, pero también que entiendan su papel en ayudar a las familias a atravesar el proceso de duelo.
En conclusión, Eduardo Martínez destaca la necesidad de transformar el sector funerario desde la base, enfocándose tanto en la formación reglada como en la profesionalización de la gestión. «Estamos en lo de siempre. Para transmitir mis valores, tengo que creer en ellos. Y tengo que tenerlos», afirmó. Martínez Torrado considera que el futuro del sector depende de una evolución hacia modelos de negocio más transparentes, profesionales y empáticos.