“A la larga, la dinámica del sector te obligará a asociarte o a vender a los grupos», comenta el administrador de la funeraria madrileña

Más de veinte años contemplan al tanatorio-crematorio de Galapagar, en la Comunidad de Madrid. La región cuenta, según cifras oficiales, con 39 funerarias. Hacerse un hueco en el sector es siempre un reto, y este se divide entre los grandes grupos y las funerarias familiares. “A la larga, la dinámica del sector te obligará a asociarte o a vender a los grupos. Pero no hay que olvidar que las empresas familiares sustentan a muchos empleados y crean un vínculo de dolor y de amistad con los vecinos”, cuenta Vicente Canoura, administrador de la Funeraria Galapagar y fundador de la misma junto a su hermano David. Vicente es muy conocido en la zona e incluso fue pregonero en la última edición de las fiestas de la localidad. Lleva la mayor parte de su trayectoria profesional en el sector y pertenece a la Asociación Nacional de Tanatopractores.
Canoura advierte la reorganización del sector y la proliferación de “funerarias pequeñas de cuatro empleados” que basan su estrategia en el precio, pero cree que en el futuro acabará “siendo propiedad de cuatro multinacionales”.
Dentro de su ámbito, el administrador de Funeraria Galapagar asegura que mantiene “una relación muy cordial con los grupos que conviven en la región” y una “gran coordinación” con las compañías de seguros, que en pandemia “fueron atendidas las 24 horas del día”. “Estuvimos a su disposición y atendimos todas las peticiones de servicio que nos hacían para trabajar en distintos puntos de la Comunidad de Madrid -comenta-, siempre con el beneplácito de las empresas que trabajaban en las respectivas zonas”.
Durante la pandemia, Vicente Canoura recuerda que estuvieron haciendo acopio de materiales mucho antes de la alarma social, en septiembre de 2019. “Ya sabíamos lo que iba a pasar a través de una circular que recibimos de la Unión Europea, aunque la administración española hizo caso omiso -destaca-. “Cuando todo estalló, teniamos EPI y los mejores materiales para la limpieza, como el cloro sólido, y suficientes tests de antígenos. Cada semana los 10 empleados nos hacíamos el test. Nunca nadie dio positivo. Asimismo, durante esta crisis cobramos el mismo precio de servicio a todas las familias sin excepción (3.477’77 IVA incluido) y solo un día de uso de cámara frigorífica, independientemente del tiempo que se necesitase. Además, como ejerzo la jefatura de la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil, estuve involucrado en la creación de los protocolos para la recogida de cadáveres de las fuerzas de seguridad, que fue reconocida por el Ayuntamiento”.
El tanatorio-crematorio de Galapagar cuenta con cuatro salas sin barreras arquitectónicas en un complejo que abarca 1.100 metros cuadrados. Tiene una capilla para 120 personas y una pequeña cafetería. Vicente comenta que la política de la empresa es flexible con aquellas personas mayores que quieren quedarse a velar a sus fallecidos. El complejo cuenta con horno Facultatieve T1, el primero de la Comunidad de Madrid, que está completamente renovado desde 2022 y que ya en pandemia permitió un ahorro del 70% de combustible.