La empresa asturiana presenta innovaciones en su servicio, apuesta por el aprovechamiento energético y la captación de nuevos talentos, pero sin olvidar su historia y esencia familiar
Aunque nace oficialmente en 1983, las raíces de Funeraria Gijonesa (fG) se originan en el siglo XIX, en concreto en el año 1874. De ahí uno de sus lemas: «De toda la vida». Un origen más que centenario para una empresa indispensable en la vida de Gijón, Asturias. Nacida de la unión de cuatro funerarias, la compañía se estableció en la calle de Los Moros, en el mismo local que hoy siguen ocupando sus oficinas centrales.
Hoy, casi ciento cincuenta años después, pueden presumir de un crecimiento cimentado, sobre todo, en la construcción de los tanatorios de Cabueñes, en 1993, y de Jove en 2015. El mantenimiento de los valores inculcados por sus fundadores, con la convicción del servicio público como eje vertebrador; la mirada al futuro de la segunda generación -hoy en la dirección de la empresa-; el sentimiento de pertenencia del personal, y el arraigo a la ciudad con decenas de acciones sociales realizadas cada año, son los motores que sostienen el camino de Funeraria Gijonesa. No en vano, el 100% de su capital es asturiano,
Pasado, presente y futuro
El carácter familiar de la funeraria es otra de sus grandes virtudes. Frente a la molicie que otras compañías han sufrido, el cambio generacional en fG significó un paso al frente. En palabras de Javier Fano, actual presidente, “me gusta pensar que hemos conservado el espíritu emprendedor y familiar de ellos y también hemos hecho nuevas inversiones, nuevos logros que ya son más propios de nuestra generación. Aunque siempre lo digo, es gracias a lo que hicieron ellos. Nada de lo que hubiéramos hecho nosotros hubiera sido posible”.
Con esa visión familiar y la búsqueda del largo plazo, hoy ya conviven “dos generaciones plenamente instaladas en la vida de la sociedad y en la dirección de la empresa”, afirma Fano. Se refiere a los más jóvenes, miembros ya de la tercera generación, Alejandro Vázquez, Alicia Quince, Marta Villanueva y Cristina Boto, nietos de los fundadores y, como en el caso de estas últimas dos, recién llegadas a la compañía con la esperanza de aportar una visión diferente.
“Al principio sientes un poco de vértigo porque, aunque es un negocio que conoces porque lo escuchas en casa, llegas de nuevas y tienes esa sensación de incertidumbre. Pero es una gran oportunidad, un regalo”, comenta Villanueva, cuya madre, Ana Marta García, es consejera: “Tienen mucha fuerza, buena preparación y una visión mucho más moderna”, y recuerda: “Cuando yo entré, el tanatorio no existía. Íbamos a la oficina de la calle de Los Moros y recuerdo aquel ordenador inmenso que teníamos, meter las facturas, la sala de exposición allí mismo… Tenía, más o menos, la edad que tienen ellas ahora”.
Por su parte, Cristina Boto piensa que pueden aportar cosas nuevas pero “siempre respetando lo que se ha hecho hasta ahora, de la forma que se ha hecho, y contribuir a adaptar este negocio a los tiempos que corren”. Su madre y también miembro del consejo de administración y directora comercial, Asunción García, afirma que ambas “pueden aportar mucho al desarrollo y la modernización de la empresa”.
Sentimiento de pertenencia
Pero en Funeraria Gijonesa no sólo se habla de familia al referirse a los lazos de sangre. Los empleados, al final, han ido creando con la dirección unas relaciones estrechas y una gran vinculación. Hay orgullo y sentimiento de pertenencia que todos los miembros de la casa certifican.
Desde los más veteranos, como el eterno Antonio Méndez, que lleva ya “treinta y ocho años” y afirma que “es muy necesario en este trabajo el apoyo entre todos, ser una familia”, hasta los más jóvenes, como el conductor David Rodríguez, que señala las “facilidades que dan para el crecimiento dentro de la empresa, estar dando formaciones cada poco” y espera hacerse con el reloj conmemorativo que Funeraria Gijonesa regala a los que llevan 25 años en la casa: “mejor empresa que ésta, no la hay”.
Ese sentimiento se proyecta también a la sociedad asturiana. A través de las redes sociales, los propios empleados de la empresa comparten cada vez más en redes las actividades institucionales y la obra social de fG, como cuenta la jefa de Protocolo, Comunicación y Relaciones Públicas, Verónica González: “Somos trabajadores, compañeros y también embajadores de la empresa en la sociedad. Nuestro sector sigue siendo algo desconocido, por lo que es muy importante para nuestra imagen que los propios empleados hagan un efecto multiplicador en su entorno”.
Arraigo a la tierra
Estos valores humanos, inculcados como piedras fundacionales de Funeraria Gijonesa, revierten también en la ciudad. “Siempre pienso que Gijón nos ha dado mucho y que nosotros tenemos que devolverles un poco”, afirma Javier Fano. Unas palabras que se definen en una importante inversión en eventos deportivos en la ciudad, sobre todo apoyando el deporte base gijonés. También se traduce en el apoyo a la publicación de libros, recogidas de juguetes, bancos de alimentos, empresas de chicos con diversidad funcional, etc.
En este sentido, y con las recientes navidades todavía presentes, se organizó una recogida de juguetes para Cruz Roja. Una propuesta que nace del propio personal de fG, y que la dirección no dudó en apoyar. Ángel Luis Álvarez, que lleva “toda la vida aquí”, es el responsable de la iniciativa, y agradece de forma meridiana el apoyo de la dirección, cediendo espacios para guardar los juguetes donados y permitiendo que “invierta parte de mis horas a esta labor”.
Innovación
Otro de los rasgos importantes de Funeraria Gijonesa, es su apuesta por la innovación y esa mirada al futuro implantadas por la dirección actual. En palabras de su presidente: “El antiguo adjunto a la gerencia que se jubilaba me dijo: Bueno, aquí tienes tu mesa, aquí están las facturas. Y entonces yo le dije que me faltaba una cosa, que me faltaba un ordenador. Y me dijo: ¿para qué quieres un ordenador en una funeraria?. Me dijo eso en el año 98. A día de hoy todos nuestros trabajadores usan ordenador”. Una necesidad de cambio que se mantiene con los años. Actualmente, fG cuenta con un departamento de informática propio con dos personas en plantilla, que se encarga del desarrollo de software, el mantenimiento de periféricos, la domótica, la ciberseguridad y da soporte a otros compañeros.
Un ejemplo importante de esta filosofía es que Funeraria Gijonesa fue la primera y única empresa asturiana del sector en obtener una certificación de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) que garantiza su protocolo contra la covid-19. También la inversión en modelos ecológicos energéticos centra gran parte de los esfuerzos, con la aplicación trigeneracional de los hornos -es decir, utilizar la energía y el calor del horno para tener luz, calefacción y aire acondicionado-. Toda una apuesta por seguir evolucionando hacia el futuro.
Jove, un tanatorio para la zona oeste de la ciudad
Ese espíritu innovador y emprendedor se nota en cada rincón de la compañía. Sin ir más lejos, la construcción del tanatorio de Jove, es un fiel reflejo de esta visión: una edificación semienterrada y abierta al puerto de El Musel, integrándose perfectamente en su entorno. Un edificio cuyo diseño le valió para ser finalista de los Premios Asturias de Arquitectura en 2015, que cuenta con 5 salas y que garantiza el ambiente cálido y cercano que desde Funeraria Gijonesa quieren ofrecer a todas las familias que pasan por el centro. “Es un edificio con una arquitectura muy moderna y todo un orgullo. Toda la gente que pasa por allí queda encantada. Siempre invito a todo el mundo a que lo conozca”, afirma su director, Alejandro Vázquez.