Los trabajadores funerarios de Castilla y León aseguran que no se les tiene en cuenta. Después de más de un año trabajando en la lucha contra el coronavirus, llevan meses reclamando que se les incluya en la campaña de vacunación. Así se lo han hecho saber a la Consejería de Sanidad, a la que han solicitado información sobre el protocolo que se sigue para la vacunación del sector funerario, en primera línea de Covid día tras día. Sin embargo, desde ésta no se les considera personal prioritario, por lo que barajan la posibilidad de hacer un día de huelga. «No nos queda más remedio».
La respuesta de la Consejería a los funerarios
«Nuestros compañeros atienden todos los días casos de muerte por Covid-19 en la comunidad, unas veces la recogida del fallecido es en hospitales y otras en domicilios, donde muchos de los familiares están infectados o en cuarentena, con el riesgo de contagio que supone para nosotros”. Así lo denunció el sector funerario para ‘La crónica de Salamanca’. A pesar de ello, desde la Consejería les han dicho que no están incluidos en los grupos de primera línea. «Nos han dicho que nos vacunarán cuando nos toque por edad”, explican.
La única respuesta ha sido que trasladaran su queja, así como la recomendación de poner por escrito su petición y llevarla al registro de Sanidad. Para el sector funerario de Castilla y León la estrategia para la vacunación “está mal hecha. Pasan los días y nadie se pone en contacto con nosotros. No nos han tenido en cuenta en toda la pandemia. Es una vergüenza».
Posibilidad de una huelga funeraria
Tal y como denuncian los funerarios, «hemos mandado correos, llamadas de teléfono,… pero no nos han hecho ningún caso. Nos han dicho que recogen la queja. Nos tratan con mucha indiferencia». Por ello, se plantean la posibilidad de una huelga de un día sin recogida de fallecidos.
En el sector no quieren amenazar con esta huelga «porque para nosotros es muy doloroso tener que anunciar que no recogemos fallecidos. Pero, estamos cansados». Aseguran que vienen una cuarta ola, y no quieren pasarla sin estar vacunados.
«No es una amenaza, es una realidad. Nos duele por las familias que a lo mejor tienen que tener un cadáver 24 horas en sus casas, pero quizá sea la única manera de hacer fuerza y de que nos escuchen», aseguran.