
La dura realidad de la guerra de Ucrania se vive de manera especial en las funerarias de la ciudad. Así lo contaba Volodymyr, conductor funerario en Kiev: «Hay problemas para moverse por la ciudad y escasea el personal. Transportamos muchos cadáveres de soldados, de jóvenes enrolados en milicias y también siguen muriendo ancianos. El último de Covid».
Así lo narraba en una entrevista para Cadena Ser esta semana. El hombre relata como hay muchos cadáveres en las morgues y cómo es necesario incinerar o enterrar, pero el pánico por la seguridad hace que el proceso se demore. A ello hay que unir, cuenta, la gente que ha huido de la ciudad y que, quienes se han quedado, deben cumplir un estricto toque de queda.
Este conductor funerario, de 34 años, alertaba también de la falta de ataúdes ya que no hay fábricas en la ciudad. Las cajas se hacían en otra zona y se enviaban, cosa casi imposible en estos momentos. El horror de una guerra que se refleja en un duro testimonio. Así, Volodymyr explica como lo peor es transportar cuerpos de fallecidos en el frente. Últimamente -señala la Ser- niños y jóvenes asesinados durante la evacuación de Irpin o Bucha. «Cuando hay un niño muerto, no lo puedes comprender. El cerebro explota y piensas: ‘¿Por qué?». Y es que él mismo tiene una hija de dos años y mujer.