La incineración ha ido creciendo poco a poco en España hasta instalarse en nuestra cultura como una opción mayoritaria. Su implantación es tal, de hecho, que se espera que para el 2025 sea la principal opción, elegida en el 60% de los casos. Así se desprende del estudio Radiografía del Sector Funerario, elaborado por la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef).
Tal y como se recoge en el informe, la incineración sigue ganando terreno año tras año frente a la tradicional inhumación. De este modo, en 2018 ya fue escogida en 175.618 servicios, lo que supone un 41,22% de los
fallecimientos. Y su ascenso parece imparable. En algunas capitales de provincia, por ejemplo, las cremaciones han superado el 70%.
Pero a la hora de hacer pronósticos hay que tener muy en cuenta que la evolución no es igual en todas partes. Hay una tendencia que indica que la tasa de incineración sube rápidamente en las localidades que instalan su primer horno crematorio.
Pero no en todas partes a la misma velocidad ya que en este punto influye notablemente el tipo de núcleo poblacional. Se puede definir con claridad, de este modo, que en las zonas urbanas su evolución es mucho más rápida que en las zonas rurales.
El país europeo con más hornos crematorios
El estudio elaborado por la patronal funeraria recoge también que España es el país europeo con mayor número de hornos crematorios. En todo el país había el año pasado un total de 442 instalaciones de este tipo. Éstos permitían realizar 1.768 incineraciones en una sola jornada laboral. La demanda, no obstante, es notablemente más baja con unas 400 diarias.