“Recibimos desde perros y gatos hasta lagartos o periquitos”
“Intentamos que el servicio sea lo más natural posible, con el máximo respeto y dignidad, tanto hacia la familia como hacia el animal”
Juan Carlos Pérez decidió abrir hace ya ocho años La Morada de Noé, un crematorio de animales de compañía situado en Zaragoza, donde reciben perros y gatos pero también otros animales como lagartos o periquitos.
La idea surgió a raíz de la muerte de su perro: “No me gustó como nos trataron cuando fuimos a incinerar y entonces pensé en mejorarlo y montar algo similar”. Desde entonces el crecimiento ha sido exponencial, realizan servicios “casi cada semana” en los Pirineos y su radio de acción llega también a Teruel o Navarra.
Sin embargo, los comienzos no fueron fáciles, sobre todo por las trabas administrativas, “en otros países te ponen facilidades, en España parece que te ponen la zancadilla cuando vas a emprender”, cuenta. Pero poco a poco, y siempre con esa “vocación”, y con el cariño y respeto hacia los animales como estandarte, La Morada de Noé ha conseguido hacerse un hueco en la región.
“Principalmente nos damos a conocer a través de las clínicas veterinarias. Antes se tenía una mascota casi para el trabajo, los perros eran guardianes y los gatos ahuyentaban ratones. Pero ahora los animales han entrado en casa y gracias a ello y a los avances son más longevos. Estamos incinerando gatos de 20 o 21 años y perros de hasta 16”, explica.
“No queremos humanizar el servicio”
Pese al profundo amor hacia los animales, Pérez quiere dejar claras las diferencias entre su servicio y el de una funeraria. “No queremos humanizar nuestro servicio, en el sentido de que no utilizamos, por ejemplo, ataúdes. Queremos que sea lo más natural posible, siempre con respeto y dignidad hacia las familias y los animales, un respeto que va desde la forma de recogida del animal y hasta la entrega de las cenizas”.
Además de las incineraciones que realizan en sus instalaciones del Pol. Industrial Río Gállego, en las que cuentan con un horno de una de las compañías más punteras del sector, Kalfrisa, otro de los servicios que más les demandan es la “huella”. Con esta opción, las familias que buscan tener presentes a sus mascotas de otra forma, pueden hacerlo conservando para siempre la huella de su animal hecha en barro.
Hasta el centro, situado a las afueras de Zaragoza, llegan casos de todo tipo, aunque los que más sorprenden son quienes aún desconfían del proceso. “Te preguntan si realmente les vas a dar las cenizas de su mascota. Resulta algo ofensivo, creo que damos un gran servicio y eso se refleja, por ejemplo, en las reseñas que dejan nuestros clientes en Internet”, comenta Juan Carlos.