El dolor que ocasiona la pérdida de un ser querido es uno de los más duros y universales. Este triste acontecimiento desemboca en el proceso de duelo, una transición que ayuda a asimilar la pérdida y a, con el tiempo, aprender a vivir con esa ausencia. José González, psicólogo especialista en duelo y miembro de Apertus -espacio dedicado a la psicología que abrió sus puertas hace más de una década-, lleva 18 años acompañando a dolientes en procesos de duelo y formando a profesionales psicosociosanitarios en España, el resto de Europa y América. Acaba de publicar el libro ‘El duelo: crecer en la pérdida‘, escrito durante la pandemia, con multitud de ejercicios para elaborar y acompañar en este proceso. Hoy nos da las claves para afrontar y asumir el fallecimiento de un ser querido de la mejor manera posible.
–«Todo lo que amamos nos lo pueden arrebatar. Lo que no nos pueden quitar es nuestro poder de elegir qué actitud asumir ante estos acontecimientos». Esta afirmación del psiquiatra Viktor Frankl abre vuestra web. ¿Cuál es es actitud con la que debemos enfrentarnos a una pérdida?
-Esta famosa frase de Frankl, señala la importancia de elaborar de manera idiosincrática cada proceso de duelo. Cada miembro del sistema familiar elabora su duelo de una manera diferente, unos nos volcamos en el cuidado del resto de la familia, otros en la tristeza, otros en el trabajo… Cada uno elabora el proceso de duelo cómo puede más que cómo quiere. Una de las claves es aceptar las diferentes maneras y velocidades ante la misma pérdida.
–¿Cómo nos afecta psicológica y anímicamente la muerte de un ser querido?
-Cada duelo, cómo cada vínculo es diferente, pero ante la pérdida de un ser querido, se suelen tambalear los pilares de cada persona. Muchos dolientes expresan que aprender a vivir sin un ser querido, aceptar la muerte, es cómo aprender a vivir sin una mano, aunque puedas hacer las mismas cosas, las haces de una manera diferente.
«Aprender a vivir sin un ser querido, aceptar la muerte, es cómo aprender a vivir sin una mano, aunque puedes hacer las mismas cosas, las haces de una manera diferente»
–El coronavirus lo ha hecho aún más difícil, impidiendo en muchos casos despedirse y dar el último adiós, ¿qué consecuencias puede tener esto?
-Los seres humanos necesitamos ciertos rituales para elaborar la pérdida, la pandemia nos ha privado o dificultado esos rituales. También nos ha impedido, participar en el cuidado de nuestros familiares, estos dos factores correlacionan con duelos más complicados y fases de negación y culpa más intensas y prolongados.
–Además, en muchos casos durante la pandemia, la muerte ha sido prácticamente repentina, ¿cómo afrontarlo en estos casos?
-Nuestra sociedad es tanotofóbica, no queremos mirar ni aceptar la muerte. Pero si tenemos mayores alrededor podemos expresarles lo que sentimos por ellos, lo que queremos agradecerles para que no nos queden asuntos pendientes, que es lo que normalmente se trabaja en terapia cuando no se ha podido tener esa última conversación.
–Por lo que dices, parece que como sociedad no estamos preparados aún para ese momento inevitable que es la muerte de alguien querido.
-La muerte, la enfermedad y las emociones desagradables, pero necesarias al proceso de duelo, son un tabú que equivocadamente tendemos a ocultar, tapar y maquillar. Nos queda un largo camino para naturalizar estos procesos .
«La muerte, la enfermedad y las emociones desagradables, pero necesarias en el proceso de duelo, son un tabú que equivocadamente tendemos a ocultar»
–¿Y qué consejos podemos seguir para sobrellevar de la mejor manera el duelo?
-Hay que permitirse conectar con las emociones desagradables aparejadas al proceso de duelo como la negación, rabia, ira, envidia, tristeza… Las emociones no son negativas, son desagradables pero útiles. El libro ‘El duelo: crecer en la pérdida’ es muy recomendable para esta situación.
–Y en caso de no ser capaz por uno mismo, ¿en qué punto debemos entender que es el momento de acudir a un profesional?
-No todos los duelos necesitan un acompañamiento profesional ,pero generalmente facilita el proceso. De la misma manera que no necesitas un entrenador personal para hacer ejercicio, pero resulta más fácil que hacerlo por ti mismo. Así que acudir a un profesional en un momento así, puede ser de gran ayuda.
– Y en el caso de los niños, ¿cómo comunicarles a ellos la muerte de un familiar?
-Los niños tienen que ser informados y debemos asegurarnos de cubrir estos tres conceptos:
Irreversibilidad. La muerte es irreversible, el cuerpo deja de funcionar y la persona no va a volver como tal.
Universabilidad: Todos acabamos muriendo.
Progresividad: muerte y enfermedad no son lo mismo. Por ejemplo se les puede decir «el abuelo se puso muy, muy, muy malito lo llevamos al hospital para intentar curarlo pero no pudo ser y al final murió».
«A los niños hay que informarles del fallecimiento de un ser querido, y contarles que la muerte es irreversible y que nos va a pasar a todos»
–Estamos prácticamente en Navidad. En fechas señaladas como éstas, la muerte de un familiar puede ser incluso más difícil, ¿qué podemos hacer?
-Hay que darle espacio y cabida a la pérdida, no negar su ausencia, que cada uno pueda recordarlo cómo lo necesite. Y hay que contestarse a esta pregunta: ¿Cómo puedo pasar menos mal (no mejor) estas navidades?
–¿Y cómo acompañar y ayudar a una persona que está pasando un proceso de duelo?
-Debemos permitirle conectar con sus emociones desagradables, escuchar más que hablar, sostener su dolor sin cortocircuitarlo.
–Por último, el consuelling empieza a llegar a algunos tanatorios, ¿qué es exactamente y cómo puede ayudar en esos momentos?
-El counselling o relación de ayuda, se basa en técnicas de ayuda y acompañamiento con base terapéutica, pero ejercidas por no profesionales. Formo habitualmente a profesionales de los tanatorios en counselling y está comprobado que tiene un alto impacto en la facilitación de los procesos.