Empresas especializadas en conversiones de automóviles, como la holandesa Derks, han adaptado este vehículo para ofrecer traslados funerarios sin emisiones
La creciente conciencia sobre el cambio climático y el compromiso con la sostenibilidad han impulsado la adopción de vehículos eléctricos en diversos sectores, incluido el de los servicios funerarios. Según un artículo reciente de La Vanguardia, esta tendencia ha dado lugar a la transformación de vehículos eléctricos Tesla en coches fúnebres. En concreto, el Tesla Model 3, uno de los modelos más recientes de la marca, ha comenzado a ocupar un lugar destacado en este nicho. Empresas especializadas en conversiones de automóviles, como la holandesa Derks, han adaptado este vehículo para ofrecer traslados funerarios sin emisiones. Tal como señala el artículo, «la demanda de coches fúnebres Tesla ha crecido en los últimos años, especialmente en países como los Países Bajos, donde estas conversiones se han vuelto comunes».
El fenómeno de los vehículos fúnebres eléctricos no es nuevo. La primera conversión documentada de un Tesla a coche fúnebre ocurrió en 2016, cuando la agencia funeraria Van der Lans & Busscher modificó un Model S. Desde entonces, el uso de estos vehículos ha ganado popularidad, ampliándose ahora a modelos más accesibles como el Model 3. El precio de un coche fúnebre basado en el Model 3 transformado por Derks ronda los 120.000 euros, y algunos de estos vehículos ya están operando en España. Una característica distintiva de estos modelos es su color blanco, un contraste notable con el tradicional negro predominante en los coches fúnebres de nuestro país. El uso de estos vehículos en el sector funerario no solo responde a una demanda de sostenibilidad, sino que también refuerza la imagen de modernidad y respeto por el medioambiente. Así, el último viaje de una persona puede estar en consonancia con los valores ecológicos que haya defendido en vida, cerrando un ciclo de manera simbólica y coherente.