Noventa y siete de cada cien personas que recurren a una empresa funeraria consideran que la calidad de los servicios recibidos es muy elevada. Así lo reflejan las estadísticas que recogen que el 96,87% de las familias puntúan el servicio prestado por las empresas del sector con un siete o más.
No solo eso. El 76,05% de las personas encuestadas dan un nueve o un diez al trato recibido y al rendimiento de compañía funeraria. Unos datos que permiten a los trabajadores funerarios sentirse muy orgullosos de todas las labores que realizan.
Porque, como recoge la última edición del informe ‘Radiografía del Sector Funerario’, la satisfacción entre los usuarios es muy alta. En el trabajo realizado por la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef) se indican, asimismo, algunos de los principales motivos de ese reconocimiento.
Con 103.521 encuestas telefónicas realizadas en toda España a personas que han perdido recientemente a un ser querido, se determina que lo más valorado es el trato humano recibido, la profesionalidad en las gestiones y la calidad de las instalaciones funerarias.
Un IVA muy elevado para los servicios funerarios
A pesar de que este tipo de servicios están muy bien valorados por las familias que los utilizan, el reconocimiento social de los funerarios sigue siendo bajo. Todo ello a pesar de que son el último eslabón de la cadena sanitaria. Y una pieza tremendamente importante en el sistema, como ha quedado demostrado en la fase más dura de la pandemia del coronavirus.
A pesar de que este tipo de establecimientos cumplen una función esencial, están sometidos a un IVA del 21% desde 2012, cuando subió desde el 8% en el que estaba fijado. Desde entonces, los funerarios han estado reclamando al gobierno una rebaja que reconozca la importancia de su labor y que permita a los usuarios, encantados con la calidad del servicio, un ahorro medio de entre 300 y 500 euros.