El Gobierno ha anunciado el plan de vacunación contra la Covid-19, que prevé vacunar a una parte sustancial de la población en el primer semestre del año. Los colectivos más vulnerables, como las personas mayores y los sanitarios, serán los primeros en hacerlo. En este sentido, la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef) ha solicitado al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias que los profesionales funerarios, como último eslabón de la cadena sanitaria, también formen parte de ese colectivo de riesgo.

Los funerarios, muy expuestos al virus
Alfredo Gosálvez, secretario general de Panasef, asegura que una parte fundamental de la labor de los profesionales funerarios es la retirada de fallecidos en los hospitales y residencias de ancianos, lugares con una alta incidencia de fallecidos por Covid-19. Por ello, creen necesario que el personal funerario «sea considerado colectivo de riesgo y se les administre la vacuna en una primera fase».
Los profesionales funerarios está en contacto directo no solo con los fallecidos por coronavirus, sino también con sus familiares, habitualmente últimos contactos directos de estos fallecidos. Y la consecuencia es una alta exposición al virus en su día a día.
El riesgo cero no existe
Desde Panasef aseguran que en las empresas de servicios funerarios se han implementado todas las medidas necesarias para minimizar el riesgo entre el personal. Sin embargo «el riesgo cero no existe».
Gosálvez alerta de que el posible cierre de una empresa funeraria por contagio entre sus trabajadores «puede llegar a suponer un riesgo sanitario«. Esto se debe a que no se podrían recoger los fallecidos «y se podrían bloquear los hospitales», especialmente en estos meses con un incremento de muertes tan importante.
Un posible cierre de una empresa funeraria podría suponer un riesgo sanitario, pero también emocional para los familiares de los fallecidos
Además, desde Panasef apuntan que el cierre de las instalaciones por cuarentena también supondría un «riesgo emocional para los familiares y amigos de los fallecidos». El retraso en el proceso de duelo, que ya se vivió en la primera ola, supuso importantes consecuencias psicológicas para las familias afectadas.
Por InnovaFuneraria