«Existen numerosas academias y plataformas que ofrecen formación no reglada, con las que hay que tener mucho cuidado«
«En la pandemia, teníamos el corazón roto cuando teníamos que explicar que aquellos familiares que habían fallecido no podrían ser velados, incluso que no volverían a verlos«
ENTREVISTA CON NOELIA ABÓS, TANATOPRACTORA
Noelia Abós lleva el sector funerario en la sangre. Artísticos de Aragón es la funeraria en la que trabaja junto a su familia, donde también hacen mármoles o, como ella describe, «sueños en los que las familias compartan su tiempo». El de tanatopractor cuenta que es un trabajo de vocación en el que cada día es diferente, porque hay que adaptarse a las necesidades y exigencias de cada familia. Para Abós, lo mejor de su trabajo es el agradecimiento de las familias y la satisfacción personal que siente al ayudar a las personas en momentos tan delicados.
El sector funerario le viene de familia, ¿por qué quiso seguir el mismo camino y dedicarse a esto?
Porque las reacciones de las familias, cuando se sienten en buenas manos, me hizo entender que ayudar a las personas en momentos delicados te hace sentir que eres útil.
En su caso, sus compañeros de trabajo son sus familiares. ¿Esto tiene más pros que contras?
No todos mis compañeros son familiares, pero sí con todos ellos hemos formado una nueva familia. Somos un equipo y todas las piezas que lo componen son igual de importantes, nos ayudamos entre nosotros para aprender y superarnos cada día, aceptando ideas para mejorar, independientemente de quien vengan.
Este sector es muy desconocido para muchas personas, ¿qué destacaría de él para atraer a la gente a que trabaje en él?
La verdad, es un trabajo de vocación, donde se trabajan muchos días de fiesta, muchas noches de frío, muchos días con sueño, bajo presión de tiempos, en un entorno en el que no pueden existir errores, pero el agradecimiento de las familias y la satisfacción personal están muy por encima de los aspectos menos positivos.
¿Cómo es un día en su trabajo?
Cada día es diferente, porque cada historia es diferente. Hay que adaptarse a las necesidades y exigencias de cada familia, ya que cada una siente y vive de una forma distinta, lo que hace organizar la despedida del ser querido de forma concreta.
Desde hace años, se lucha por profesionalizar este sector y por que haya formaciones específicas, ¿en qué punto está estamos?
Luchando…. Actualmente, existen numerosas academias y plataformas que ofrecen formación no reglada, con las que hay que tener mucho cuidado en cuanto al contenido en formación, ya que van ligadas a unas prácticas que no pueden garantizar.
No existe formación reglada, podemos acceder a las acreditaciones profesionales que titulan como Tanatopractores, una forma de reconocimiento profesional.
¿Qué puestos son los que más se demandan actualmente?
Nos llegan muchos currículum para chófer, porque muchas personas piensan que se limitan a conducir el coche fúnebre y no es así.
Desde su experiencia, ¿se va avanzando en la integración de las mujeres en el sector funerario?
En mi caso, siempre hemos sido una empresa gestionada por mujeres y a día de hoy sigue igual. Sí es cierto que ha sido mayoritariamente un sector masculino y eso ya empieza a cambiar.
Las nuevas tecnologías están revolucionando el mundo, especialmente desde la pandemia, todo se ha digitalizado mucho más. ¿Cómo se introducen en este ámbito? ¿Qué mejoras pueden aportar?
La flexibilidad de horarios en cuanto a la solicitud de licencias de enterramiento e incineración, la presentación telemática de los mismos y la entrega de los originales cuando recoges la autorización facilitaría la tramitación en cuestión de tiempos.
Algo muy importante también sería la gestión digital de los certificados de defunción, enviados directamente del hospital al Registro Civil, para que se tuviese acceso a la rectificación de los mismos en caso de errores.
¿Cómo vivieron la pandemia? Cuando gran parte de la sociedad estaba encerrada en casa, los funerarios tenían que salir cada día a trabajar.
Con incertidumbre, recibíamos informaciones contradictorias, que además cambiaban constantemente. Con angustia de no saber qué decir, qué explicación dar, qué medidas tomar… Con el corazón roto, cuando teníamos que explicar que aquellos familiares que habían fallecido no podrían ser velados, incluso que no volverían a verlos.
Con la serenidad que el momento nos permitía, sin poder abrazar, sin poder vernos las caras, solo con aquellas miradas que transmitían que estábamos allí, que no estaban solos y que les acompañaríamos hasta el final.
¿Se sienten reconocidos como funerarios?
Muchos compañeros hicieron grandes esfuerzos, doblamos turnos, nos alejamos de nuestras familias al estar en constante riesgo de contagio, lloramos con ellos y soportamos gran presión por la situación del momento.
Yo creo que a todos ellos, en todas las ciudades, se le debió un aplauso, que desde aquí les brindo a todos ellos, puesto que su labor fue imprescindible en la pandemia.
¿Qué mejoras creen que hay que reivindicar dentro del sector?
Un convenio laboral que unifique todos nuestros derechos y obligaciones. Y que equipare a nivel nacional el sector.