La situación cada vez es más complicada. Tras la mejora alcanzada con el confinamiento y una evolución relativamente positiva durante las primeras etapas de la desescalada, los contagiados por coronavirus se han disparado en las últimas semanas. La aparición de diferentes brotes por todo el país, alguno de ellos en velatorios, han provocado que la situación haya ido empeorando en los últimos tiempos. Una situación que podría provocar que se tomasen de nuevo medidas restrictivas y se limite la movilidad, al menos en las zonas más afectadas. Y que, por supuesto, tendría implicaciones directas en los negocios funerarios.
Confinamiento y negocios funerarios
¿Cómo afectaría a este tipo de establecimientos? Pues depende de la severidad de las medidas que se adopten. Con un confinamiento total, por ejemplo, se eliminarían los velatorios y los entierros se realizarían sin presencia de familiares o amigos. Se trata de una situación que se vivió en lo más duro de la pandemia, en la que los funerarios demostraron su enorme valor social como pilares del último eslabón de la cadena sanitaria.

Es probable, no obstante, que no se lleguen a situaciones tan extremas como las vividas durante el estado de alarma, cuando muchos trabajadores llegaron a lamentar la ausencia de mascarillas y otras medidas de seguridad que en estos momentos están garantizadas. Con todo, conviene recordar que si se decidiese seguir el programa de fases que sirvió para avanzar en la desescalada las implicaciones para los negocios funerarios serían las siguientes.
Fase I
Una vez pasado el confinamiento total se permitió celebrar velatorios con un máximo de 15 personas al aire libre y diez en espacios cerrados.
Para los funerales, tal y como se reflejó en el Boletín Oficial del Estado (BOE), la limitación fue de «un máximo de quince personas, entre familiares y allegados, además de, en su caso, del ministro de culto o persona asimilada de la confesión respectiva para la práctica de los ritos funerarios de despedida del difunto«.
Fase II
En la Fase II se amplió el aforo de los velatorios a 25 personas en espacios abierto y 15 en lugares cerrados. Un avance que afectó también a los funerales: “La participación en la comitiva para el enterramiento o despedida para cremación de la persona fallecida se restringe a un máximo de veinticinco personas, entre familiares y allegados, además de, en su caso, el ministro de culto o persona asimilada de la confesión respectiva para la práctica de los ritos funerarios de despedida del difunto”.
Fase III
Al llegar a la Fase III, se determinó que los velatorios podrán realizarse con un máximo de 50 personas al aire libre y 25 en lugares cerrados. Y para los enterramientos o cremaciones se limitó «a un máximo de cincuenta personas, entre familiares y allegados, además de, en su caso, el ministro de culto o persona asimilada de la confesión respectiva para la práctica de los ritos funerarios de despedida del difunto”.
Aunque estas restricciones suponen la referencia más ajustada a lo que podrían afrontar los negocios funerarios, también podrían establecerse normas diferentes para ir hacia atrás desde la ‘nueva normalidad’ en la que nos encontramos. En ellas tendrá mucho peso la decisión de cada comunidad autónoma ya que el decreto de un nuevo estado de alarma a nivel nacional está prácticamente descartado.