Ha vuelto a ocurrir. Otro funeral ha terminado en tragedia en Estados Unidos. Ha pasado en Chicago (Illinois) y el suceso ha dejado 14 personas heridas de bala. Tal y como ha informado el propio Departamento de Policía, varios individuos llegaron a la escena del crimen en un vehículo negro y abrieron fuego contra los asistentes al acto de despedida.
Algunas de esas personas respondieron sacando sus propias armas y disparando contra el vehículo, que terminó por accidentarse y con sus ocupantes a la fuga. Los agentes, no obstante, lograron detener a una «persona de interés.
Los hechos tuvieron lugar el pasado martes y en la escena del tiroteo se recuperaron hasta 60 casquillos de bala. Una circunstancia que da buena cuenta de la magnitud del suceso,
Este tiroteo se enmarca en una situación de violencia generalizada en Chicago. La ciudad norteamericana registró el fin de semana pasado 63 heridos de bala y doce asesinatos. Y el lunes otras 25 personas recibieron disparos.
Las autoridades, además de confirmar la gravedad de buena parte de los heridos, han señalado los vínculos del fallecido con pandillas criminales. Por eso en el momento del suceso y como es habitual en estas situaciones por ser consideradas de riesgo, había una patrulla en el sepelio.
Los medios americanos, asimismo, han revelado que el difunto había recibido un disparo en la cabeza y otro en el torso que le causaron la muerte. Y también que se estaba preparando una emboscada durante su despedida, algo que no han confirmado las autoridades locales.
Una situación que se repite en un funeral
Este no es, sin embargo, el único funeral que ha terminado en tiroteo en los últimos meses en Estados Unidos. En mayo fue la Policía de Bogalusa (Lousiana) la que tuvo que investigar un sepelio en el que irrumpieron personas armadas y comenzaron a disparar. Dejaron 13 heridos y todas las sospechas apuntan a un presunto ajuste de cuentas.