Tras fallecer, se desencadenan en el cuerpo una serie de transformaciones en el cadáver: los signos recientes de muerte. Entre ellos, encontramos la rigidez cadavérica (endurecimiento y retracción del sistema muscular); las livideces cadavéricas (mancha violácea que se presenta al depositar sangre en las partes declives); enfriamiento cadavérico y la deshidratación cadavérica.
Debida a esta última, se sucede la pérdida de agua del cuerpo por evaporación, siendo sus manifestaciones principales apreciables en el ojo. Dos de ellas son: el signo de Sommer Larchre y el de Stenon – Louis.
Signo de Sommer Larchre
El signo de Sommer Larchre se produce por la rotura de las barreras que evitan la pérdida de agua en las mucosas. Se caracteriza por una mancha negra, situada en el ángulo externo del ojo (que se extiende hacia el ángulo interno). La explicación es que debido a la deshidratación, la esclerótica se seca y se produce la transparencia de la coroides negra subyacente. Aparece entre las 3 y las 5 horas posteriores al fallecimiento. Cabe destacar que no es una constante en todos los cadáveres.
Signo de Stenon – Louis
En la misma línea, por efecto de esta deshidratación, se forma el signo de Stenon – Louis. En él, se produce el hundimiento del globo ocular, pérdida de transparencia en la córnea, depósito de polvo en la conjuntiva, aparecimiento de la llamada tela glerosa y la consecuente opacidad ocular. Se produce a los 45 minutos del fallecimiento, aunque en el ojo cerrado se observa a los 24 horas aproximadamente.