La tanatopractora ofrecerá una formación online el próximo lunes de la mano de AESPROF
Sandra Colman es Licenciada en Semiología Forense, Técnico Tanatopractor, docente funerario en países de América latina y cuenta con experiencia en Perú, Chile o Argentina. Desde su propia escuela forma a los futuros tanatopractores con la rigurosidad, pasión y el amor por un trabajo que descubrió “de casualidad” y del que se enamoró. El próximo lunes, día 17, ofrecerá, junto a AESPROF, un taller de formación a través de Telegram. De todo ello hablamos con ella.
Desarrolla su trabajo en Uruguay, ¿qué diferencias y similitudes ve con la labor que realizan sus colegas aquí en España?
Hay que partir de la base de que en América Latina en su totalidad, exceptuando Brasil, la tanatopraxia está dentro de un vacío legal. Es decir, no está ni permitida, ni prohibida, lo que deja mucha incertidumbre a la hora de su realización. La tanatopraxia solo está destinada para repatriaciones y no para su uso en todos los servicios. En ello ya estamos viendo las diferencias con España, el hecho de que las funerarias sean tanatorios ya marca la diferencia. Los fallecidos y las familias tienen que tener esa bioseguridad marcada, con cadáveres sanitizados, lo cual minimiza los riesgos biológicos.
Algo en común que tenemos con los tanatopractores en España es que estamos dentro de un sector en el cual estamos expuestos a riesgos de todo tipo, pero fundamentalmente riesgo psicosocial. Y es que lidiar con la muerte todos los días no es tarea fácil. En España están las funerarias equipadas para realizar la mayor cantidad de tareas posibles en un tanatorio, aquí no existe más que una sala de preparación en donde se acondiciona el fallecido, solo con técnicas estéticas y hasta en muchos casos no se sutura la boca, sino que empíricamente se pega. A veces se hace difícil luchar contra el sistema, que comprendan los riesgos biológicos, químicos y sociales a los que nos exponemos día tras día.
¿Cómo se encuentra en Uruguay la formación funeraria? ¿Y su legislación?
Uruguay posee una Ley Mortuoria que data de 1978 la cual no ha sido modificada en ningún aspecto. No existen cursos de absolutamente nada referido al sector, en este momento la única persona que brinda cursos abiertos a funerarios y personas que deseen trabajar con conocimiento de causa es la empresa que yo misma gestiono, Capacitaciones Thanatos, la cual consta de unos 200 alumnos egresados solo en Uruguay. Ofrecemos, entro otros, cursos de tratamiento post mortem, tanatoestética, restauración, ética funeraria o gerente funerario. Cuento con avales de La Haya, los cual me permiten brindar certificaciones que se puedan apostillar en diferentes países, exceptuando Uruguay, al no existir tales formaciones.
Próximamente ofrecerá una de sus formaciones de la mano de Aesprof, ¿Cómo surge esta colaboración y qué vamos a aprender en ella?
A través de Ángel López Sánchez surgió esta oportunidad para poder estar en una capacitación para Aesprof. Para mí es un honor que se me tenga en cuenta, es algo que valora mucho.
En la formación trataremos la muerte como acto biológico, la pericia funeraria, los riesgos en nuestra labor o la ética funeraria, entre otros. La idea es poder interactuar esos días con los colegas sobre metodologías aplicadas y que sea una experiencia de aprendizaje mutuo.
¿Cómo es la situación de la mujer en el sector en Uruguay?
El sector funerario ha sido un sector machista, aunque estamos viendo un cambio paulatino en nuestro país, fundamentalmente en la atención. Estamos trabajando en colocar a la mujer en el área de tratamiento con cadáveres y no solo limitarla a la tanatoestética, dado que hemos notado que los familiares están más cómodos si el difunto es vestido y acondicionado por una mujer.
En cuanto a la situación del mercado laboral en Uruguay, ¿cómo lo describiría? ¿Es ya un mercado saturado?
No hay un sector saturado dado que tenemos una reglamentación de no exceder la cantidad de funerarias. En total, contamos con 70 empresas fúnebres en todo el país para una población de 3.658.000 de habitantes. Lo que sí está faltando es personal idóneo y capacitado en el sector para dejar de ser empíricos.
¿Cómo fueron sus inicios en este sector?
Comencé en el año 2013, cuando estaba estudiando Medicina en la Facultad de Montevideo (UDELAR). En aquella época identifiqué mi amor por esta labor y comencé a buscar lugares de estudio fuera del Uruguay. Así estuve en Argentina, en un curso de cuatro días, el cual me fue insuficiente para poder desarrollarme. Desde entonces estudié en México, participé de ferias funerarias, como FUMEXPO, y comencé poco a poco a ofrecer cursos. Entonces me matriculé como docente de área, trabajé en funerarias y ahora puedo decir que tengo mi propia escuela en línea y presencial de capacitaciones para el sector llamada, ‘Capacitaciones Thanatos / Embellecer la muerte’. Más de 800 alumnos de todos los orígenes, incluidos los de habla no hispana, han pasado por mis cursos desde al año 2018. Soy la capacitadora de Camposanto Muya en Perú con 8 sedes que van desde Lima a Cuzco, y también capacitadora en varias funerarias en Chile. Además, soy capacitadora y tanatopractora de Caramuto, (Rosario, Argentina), en donde estamos trabajando para abrir una escuela para formación en tratamientos post mortem y reconstrucción de cadáveres accidentados.
Si pudiera mandar un mensaje a alguien que está empezando en la profesión ¿qué le diría?
Mi mensaje para todos aquellos que decidan comenzar a estudiar esta noble tarea es que no decaigan a la hora de la salida laboral. Cuesta insertarse en este sector, hay que formarse y, sobre todo, no rendirse. Estar siempre a la vanguardia de un sector que debe mantener un sano equilibrio entre la pompa fúnebre y la modernización. La muerte es vieja y con ello la existencia del personal en este oficio. Hagamos fuerza para que sea considerado un oficio, una profesionalización, pero fundamentalmente, háganlo con mucho amor, sean leales, mantengan la ética y sean solemnes. Somos el último eslabón en la cadena de la vida y el primero en la elaboración del duelo.