Esther Pinto, tanatopractora en Canarias: «En un contexto de funerarias pequeñas, buscan a hombres que puedan recoger al fallecido y realizar el servicio hasta el final»
«En mi formación, éramos todo mujeres. Es una pena que no podamos ejercer nuestra vocación»
Si bien es cierto que el número de trabajadoras en las empresas funerarias está en aumento, como recoge Panasef, las circunstancias de cada lugar y el tipo de trabajo son muy diferentes en cada caso.
A cuenta del artículo que publicamos ayer en innovaFuneraria sobre la integración laboral de las mujeres, la tanatopractora Esther Pinto, que vive y trabaja en Gran Canaria, se ha puesto en contacto con nosotros para darnos su visión sobre el sector y la situación en las Islas Canarias. Aunque trabaja habitualmente como administrativa, esta formada tanatopractora hace trabajos puntuales para algunas de las empresas funerarias de la isla:
«En Gran Canaria, el sector funerario es todavía más cerrado que en el resto del país. Las empresas funerarias contratan a mujeres sobre todo para estar de cara al público«
En un contexto de «funerarias pequeñas» y, aunque «no contraten mujeres porque piensan que ellas no pueden realizar el servicio completo», Esther también entiende que, por cualidades físicas, «un hombre puede tener normalmente mayor capacidad para sacar adelante el servicio desde la recogida y hasta el final», pero admite que es un problema que va más allá de los sexos, y que al final, hay un déficit de personal: «Alguna vez me ha llamado un compañero pidiéndome ayuda, porque tiene un fallecido en un piso y no lo puede bajar. Sea hombre o mujer, es un problema cuando haces que una sola persona lo haga todo. Es mucho trabajo».
En lo que se refiere a la estricta práctica de la tanatopraxia, con técnica y formación, el aspecto físico no es determinante, según Esther:
«Hay técnicas para mover y posicionar el féretro en los desplazamientos. En Canarias, no ayudan los edificios antiguos de escaleras estrechas.
«Soy pequeña (1,51m) y consciente de mis limitaciones físicas, pero en la sala de trabajo no tengo ningún problema«
«Cuando hice el certificado de profesionalidad, solo había un chico. Casi todas las que estudian son chicas. Aún así, es muy difícil que podamos ejercer».
«Los compañeros varones también están quemados»
En general, Esther asegura que en las islas, las condiciones laborales son muy difíciles, y «muchos de sus compañeros varones también están quemados. Los turnos de 72 horas seguidas no ayudan».