La idea surgió en Florida tras fijarse Patrick Duffy y su padre en una mujer con un tatuaje en la pierna, homenaje a su marido militar fallecido en servicio
Quienes han perdido a un ser querido conocen la importancia de tener algún recuerdo físico, como pueda ser una joya o un objeto con el que recordarles. Por eso, desde hace varios años ya es posible adquirir joyas o elementos de decoración con el ADN del fallecido en su interior.
Sin embargo, una tendencia novedosa se va abriendo paso en el sector: los tatuajes con ADN. El origen de esta práctica está en Florida, aunque poco a poco va extendiéndose al resto del mundo. Patrick Duffy y su padre dirigían sesiones de buceo terapéutico para veteranos de guerra cuando se fijaron en el tatuaje de una mujer. Era un diseño que recordaba a su marido, un militar fallecido en servicio. A partir de ahí, Duffy comenzó a elaborar una idea: ¿Qué pasaría si la tinta de esos tatuajes se mezclara con el ADN del ser querido que se quiere recordar?
Esa pregunta fue la semilla de la que nació Everence, un polvo desarrollado a partir del ADN del fallecido y que puede mezclarse junto a la tinta del tatuaje. Duffy, quien no tenía conocimientos sobre tatuajes o ingeniería biomédica, se pasó cuatro años buscando expertos que le asesorasen. En una entrevista a entrepreneur.com, el americano reconoció haber enviado «más de 250 e-mails» a la comunidad científica, sin tener ningún tipo de respuesta. Entonces decidió cambiar su estrategia y contrató a un bufete de abogados que solía representar a empresas de biotecnología e investigación. «Me conectaron con Edith Mathiowitz. Una vez que ella estaba a bordo, la comunidad científica se abrió a nosotros». Mathiowitz, hay que destacar, es profesora titular de Ciencias Médicas e Ingeniería en la Universidad de Brown en el Departamento de Patología y Medicina de Laboratorio.
El polvo desarrollado por el equipo de Duffy puede mezclarse con cualquier tipo de tinta de tatuajes. Everence ya no es el única en el mercado, pero coincide con el resto de marcas en que lo más importante es que deben eliminarse todos los contaminantes de las cenizas y remarcan que no se trata, solo, de mezclar la tinta y los restos sin más, a pesar de que algún que otro tatuador se lance a tatuar a sus clientes de esa forma.
¿Cómo se realizan?
El proceso para el usuario es sencillo. Tan solo ha de adquirir una kit de recolección y enviar en él una muestra de ADN a Everence. Una vez recibida tiene que someterse a un proceso patentado de 21 pasos que dura más de tres días. Superado el tratamiento de la muestra, ésta se devuelve al cliente en forma de microscópicas cápsulas de polimetilmetacrilato que garantizan que el ADN del fallecido no desaparezca del tatuaje con el paso del tiempo.
Patrick Duffy, además, quería estar seguro de que el producto era inocuo para el tatuado: «Alrededor de 20 de nosotros, amigos y artistas del tatuaje, nos ofrecimos como voluntarios para realizar pruebas de seguridad en Duke. Tuvimos que hacernos tatuajes de Everence, hacer que permanecieran en el cuerpo durante un cierto período de tiempo y luego ser extirpados y analizados. Fui la primera persona en hacerse alguna de las pruebas». Tampoco se quedó corto en la elección de su primer cliente. Su padre, Patrick Duffy Senior fue quien recibió el primer tatuaje con el producto final en su piel, tal y como se recoge en la página web de la compañía. El éxito del producto, además, ha llamado la atención de numerosos inversores, entre los que se encuentra el legendario Drew Brees, ex quarterback de la NFL y campeón de la Superbowl con los Saints.