Acercarse con el coche, ofrecer el pésame a los familiares de los fallecidos, firmar el libro de visitas y retirarse sin romper en ningún momento la distancia de seguridad. Esa es la alternativa los velatorios tradicionales que han puesto en marcha algunas empresas estadounidenses. Lo han hecho obligados por la compleja situación que ha impuesto el coronavirus. Para permitir que se arrope a quien acaba de perder a un ser querido y cumplir al mismo tiempo con la normas de la cuarentena.
Esta opción, no obstante, no está al alcance de cualquier compañía. La empresa Criss-Wagner-Hoskinson, una de las que la han abrazado, tiene cuatro establecimientos diferentes en el Condado de Licking. Y solo puede ofrecer este servicio en uno. ¿Por qué? Pues porque es el único en el que tiene un garaje cubierto con espacio suficiente para que los coches pasen y se mantengan las distancias entre familiares.
Para poder celebrar este tipo de actos, por lo tanto, se necesita un lugar amplio para colocar el féretro. También una serie de sillas en las que se pueden sentar hasta diez personas manteniendo la distancia de seguridad. Y aún debe quedar hueco en su entorno para pasen los visitantes, que se dirigen a la familia desde sus coches. Además, se les acerca el libro de visitas para que puedan firmarlo y sin que haya ningún tipo de contacto personal.
«Es agradable que hagan cosas así por las familias»
Tal y como cuenta Newark Advocate, los primeros en probarlo fueron los familiares de Jack Wright, cuya viuda celebró la experiencia: “Fue agradable, y también lo es que se puedan hacer cosas así para las familias. Con todo lo que está pasando tuvieron fe en probar algo nuevo. No puedo agradecerles lo suficiente lo que hicieron por nosotros”.
Tal y como cuenta Newark Advocate, los primeros en probarlo fueron los familiares de Jack Wright, cuya viuda celebró la experiencia: “Fue agradable, y también lo es que se puedan hacer cosas así para las familias. Con todo lo que está pasando tuvieron fe en probar algo nuevo. No puedo agradecerles lo suficiente lo que hicieron por nosotros”.
El día de la despedida, pasaron por el velatorio preparado en el garaje 47 coches. Y una bicicleta. “La primera vez que organizamos algo así y apareció un ciclista”, relataba Rick Hoskinson, que junto a su equipo consiguió que el velatorio se llevase a cabo con respeto a todas las medidas obligatorias. El director de la funeraria recalcaba para Newark Advocate como este sistema es especialmente útil para familiares como primos o nietos. Se trata de personas muy cercanas a los fallecidos pero que suelen quedarse fuera por la limitación del aforo a una decena de asistentes.