Al igual que pasa con los niños, a las personas con discapacidad intelectual en numerosas ocasiones se les oculta o infantiliza el concepto de muerte.
Erróneamente se les tiende a infravalorar y sobreproteger pensando que no son capaces de gestionar algunas noticias y emociones. Sin embargo, estas personas, como todas, tienen derecho a conocer la realidad que les rodea, tanto a ellos como a sus seres queridos. Por ello, es importante no apartarles del proceso de duelo que viva la familia e involucrarlos, en la medida de lo posible, en él.
A la hora de explicar el duelo a una persona con discapacidad intelectual es fundamental hacerla protagonista de su propia historia. Para conseguirlo no debemos ocultarles ni mentir en situaciones delicadas como puedan ser la enfermedad o la muerte.
Pautas para explicar y gestionar el duelo
Lo que debemos es adaptar la explicación a su desarrollo intelectual y edad cognitiva. Ser directos y no evitar palabras como ‘muerte‘ o ‘accidente‘. De esta forma, y siempre teniendo en cuenta las capacidades de cada uno, la rapidez a la hora de trasmitir la noticia (sin alargar la noticia días o semanas) o que la persona encargada de dar la noticia sea un ser querido cercano, serán algunos de los factores más importantes.
«Mis pies querrán caminar hacia donde estás durmiendo, pero seguiré viviendo».
Pablo Neruda
Ambos aspectos ayudarán a que estas personas puedan expresarse más libremente e incluso formular las preguntas que necesiten en el proceso de asimilación. En este sentido, si la persona a la que debemos comunicar la noticia utiliza para comunicarse vías alternativas, utilizaremos también su mismo sistema.
Por otro lado, a la hora de formular la explicación, es relevante que contemos qué sucedió (un accidente, una muerte natural, un suicidio) adaptándolo a su edad cognitiva. Es probable que de todos modos se enteren de lo sucedido, por lo que poder explicarlo adecuadamente será muy crucial. Cada persona es distinta, y cada duelo también los será, En este sentido, será conveniente aportar la confianza necesaria para que estas personas pueda expresarse acorde a sus sentimientos.
Por último no debemos olvidarnos de avisar al entorno de la persona (cuidadores, instituciones o asociaciones a las que suela acudir) para que puedan detectar y entender cualquier tiempo de comportamiento fuera de lo normal en los días posteriores a la noticia. Ante cualquier imprevisto que no sepamos cómo manejar, será esencial contar con la ayuda de profesionales que nos ayuden en el proceso.