El escritor de famosos cuentos como “La Sirenita”o “El patito feo”, Christian Andersen, fue una de las muchas personas que sufren de tapefobia en el mundo. Es bastante probable que nunca antes hayas oído hablar acerca de ella, sin embargo es un temor muy extendido. Pero, ¿en qué consiste? Se trata del miedo a ser enterrado vivo después de un diagnóstico de fallecimiento o deceso erróneo. Te contamos por qué surge y qué es lo que causa que este tipo de fobia aparezca.
¿Por qué aparece la tapefobia?
La fobia en cuestión apareció después de que se produjeran una serie de casos de enterramiento accidental, que tuvieron lugar antes de la llegada de la medicina moderna. Estos casos provocaron incluso que se idearan féretros de seguridad que proporcionaran una vía fácil de escape si el supuesto fallecido despertaba.
Todo esto se debe a un curioso trastorno llamado catalepsia que consiste en perder la conciencia durante un periodo de tiempo (que puede ser unos escasos minutos o incluso alargarse varias horas). Junto a esa pérdida de consciencia viene un descenso del ritmo cardiaco y la respiración. Son tan leves que casi no se aprecian y se puede dar como fallecido al cataléptico.
La realidad es que, a día de hoy, con los avances médicos con los avances médicos que existen es casi imposible que un fallecido resucite. A pesar de ello, cada tanto se publican casos similares. Un ejemplo es el caso de un preso asturiano dado por muerto que ‘resucitó’ cuando se le iba a hacer la autopsia. Dos médicos del centro y una forense certificaron el fallecimiento, pero ya en la morgue vieron cómo se movía.
El origen de los velatorios
Fue precisamente ese temor a ser enterrados vivos lo que propició que en la antigüedad comenzara una tradición que actualmente todavía se sigue realizando, a pesar de que hoy en día no cumple el objetivo original: el velatorio.
El hecho de velar un cadáver durante un buen número de horas (normalmente toda una noche) no comenzó a realizarse para llorar al difunto o acompañar a sus familiares. El primer objetivo era comprobar que la persona realmente había fallecido. La etimología de velatorio o velorio proviene de velar y este del latín ‘vigilare’, cuyo significado literal es ‘vigilar’, que era lo que realmente se realizaba.